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Mostrando las entradas de abril, 2010

LOS ORIGENES DE QUILPUE

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Quilpué nace como lugar poblado, en una fecha imposible de determinar, probablemente hacia mediados del siglo XVII o a principios del siglo XVIII, en medio de bosquecillos y tupidos matorrales de espinos, tebos, boldos, pataguas, litres, palmas y quiscos, quizá si en el sitio de un anterior asentamiento pikunche, como fue costumbre de los poblados españoles. Y nació, justamente, en un sector del valle especialmente privilegiado por la pre-existencia de varios monumentos megalíticos actualmente desaparecidos debido a la destrucción que sufrieron desde mediados del siglo XIX. En efecto, cerca de los primeros ranchos de quincha que fueron el núcleo original de Quilpué, había vestigios líticos de gran importancia y que en buena parte fueron conocidos, estudiados y descritos por el doctor Francisco Fonck. Pero ya la construcción del ferrocarril, decenios antes, había significado la destrucción de otros grupos de piedras tacitas cercanas al tendido de la vía férrea, la que necesitaba de pied

LA PARROQUIA DE NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO

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Vista nocturna de la fachada y la torre de la iglesia parroquial de Quilpué. Los orígenes De acuerdo a la tradición local, que se apoya en algunos documentos de la época, fue en 1818, en los albores mismos de la Independencia nacional, cuando los habitantes del caserío de Queupué, que no sumaban más de 200, consideraron oportuno contar con una iglesia, a objeto de tener los servicios religiosos más cerca y no tener que ir a Casablanca, a Limache o a Viña del Mar, un viaje que era costoso no solamente en razones de tiempo, sino también de seguridad, sobre todo debido a los frecuentes asaltos a las diligencias y a los viajeros solitarios que se desplazaban por los escabrosos caminos de la época. La solución al problema de no contar con una iglesia vino de parte de doña Petronila Valencia, como consta en el Título de Propiedad de la parroquia actual, y que dice, en parte: “En la Hacienda de Queupue, jurisdicción del Partido de Casablanca, a 22 días del mes de Octubre de 1818, ante mí, el

HUASOS Y ROTOS

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— una pincelada a dos personajes de las raíces de la nacionalidad desde un punto de vista convencional y sesentista — Resulta poco menos que aventurado, aún en su forma más objetiva, fijar la estructura sicofísica que caracteriza a dos de las figuras más interesantes en el proceso racial de Chile, y de la Zona Central en particular, como lo son, tras la suma de sus virtudes y defectos, el huaso y el roto chilenos en su estudio de conjunto. Como valores literarios en la novela y el cuento nacionales, han contado siempre y desde mediados del siglo XIX, con diversos intérpretes que los han tratado con distintas perspectivas, dado el matiz siempre cambiante de sus poderosas personalidades. Se hará un esfuerzo en estas líneas, condensando algunos de los aspectos más representativos sobre el particular, agregando a manera de comentario una apretada síntesis crítica de aquellos principales escritores que han hecho del huaso y del roto su principal sujeto de estudio. Pero, debo advertir que lo