El Cerro Mauco, guardián del noroeste...

Generalidades


El Cerro Mauco o Cerro Mauco de Aconcagua —para distinguirlo de otro de igual nombre en el cordón de la sierra de Colliguay, en el área de Casablanca, un poco al sureste— es un aventajado punto situado sobre la desembocadura del río Aconcagua y directamente al norte de Santa Rosa de Colmo.

Su elevada mole, perfectamente bien reconocible, se eleva a 726 metros sobre el nivel del mar, dominando todo el paisaje en torno suyo, desde Quintero hasta Reñaca, y aún siendo visible desde los cordones que enmarcan a Quilpué. Su ubicación es 32° 52' 55" Sur y 71° 25' 42" Oeste.

Se trata de un macizo que forma parte de una de las terminaciones occidentales del cordón de la sierra o cordillera de El Melón, y que, entre sus faldeos y quebradas delimita por el sur el lado septentrional del valle del Aconcagua y por el poniente y norte el amplio valle de Puchuncaví.

Se yergue como la mayor altura de este sector del territorio y ostenta en su cima y en sus inmediaciones vestigios y ruinas de construcciones que se atribuyen al período de dominación del Imperio inkaico, aunque pareciera ser que se trata de un lugar que, cuando menos, habría tenido importancia religiosa y social para las poblaciones pikumche.  Las ruinas existentes han sido identificadas con una pukará o fortaleza inkaica y con una waka u observatorio, que se evidencian en las ruinas de pircas que rodean al sombrero del cerro.

De un vistazo general, puede verse que este sitio arqueológico está relacionado con las cumbres vecinas y con los valles circundantes por medio de caminos y senderos que parecen estar directamente relacionados con el Qhápaq Ñan, el Gran Camino, esto es, el Camino del Inka. Al menos se podría tratar de un ramal relacionado con la actividad que se verificó en la pukará-waka de la cima de este cerro.

El Qhápaq Ñan

El Gran Camino, también conocido como Inka Ñan o Camino del Inka, fue la verdadera columna vertebral del Tawantinsuyu. Se trata de una red caminera de más de veintitrés mil kilómetros de extensión que conectaba a los varios centros administrativos, ceremoniales y de producción existentes a lo largo y ancho del Imperio inkaico. El eje principal de esta red es el llamado Camino Real por los cronistas españoles, corre por el pie de monte andino y es el más visible entre Quito y Mendoza. A esta red principal se sumaban otras rutas que corren de norte a sur a lo largo de la costa o a cierta distancia de ella. Pero también existían ramales transversales, que iban desde la costa a la cordillera y unían los dos principales caminos, el de la Costa y el de la Cordillera o de la Sierra.

Obviamente, no puede negarse que el Tawantinsuyu fue capaz de organizar su red caminera a una escala continental y que sus caminos son una invaluable expresión del espíritu organizativo y planificador de la mano de obra disponible y que constituyó un instrumentos clave en la formación y unificación del Imperio, tanto física como organizacionalmente.

Esta red vial es la demostración de un valor universal a gran escala, sin duda alguna. Porque los qhichwas de Qosqo lograron la construcción de esta importante infraestructura, con un carácter unitario, en menos de un siglo, haciéndolo coherente desde el punto de vista funcional, y estableciendo centros adicionales de comercio, intercambio, producción y adoración religiosa, adaptando los sectores de producción a la topografía y al clima de cada piso ecológico que encontraron a lo largo del Camino.

El Qhápaq Ñan también debió expresar su armoniosa relación con su gente y su adaptación al complejo paisaje encontrado a su paso. En la actualidad, el paisaje cultural del Camino del Inka forma un excepcional telón de fondo en donde las culturas andinas continúan transmitiendo un mensaje universal, cual es la habilidad humana para convertir uno de los escenarios geográficos más duros del continente que se pueden hallar en un entorno habitable.

Obviamente que el entorno del cerro Mauco de Aconcagua es absolutamente acogedor y amable, de manera que podía muy bien proporcionar los recursos necesarios para quienes, en la época prehispana y sobre todo en el período del dominio inkaico, debían ascender a la cima de este cerro, por los motivos que fueran.
 

BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA:
 
 
ENLACES RECOMENDADOS:

Quintero, la Historia de mi Pueblo, en http://www.ualberta.ca/~fvelasqu/qtrohistoria.htm  consultado el 16 de junio de 2013.







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